La Paradeta: restaurante de productos del mar junto a la Sagrada Familia

La Paradeta

En un pequeño pasaje a 2 minutos de la Sagrada familia, la Paradeta propone a sus clientes un concepto original que consiste en ser a la vez pescadería, cantina y pequeño restaurante de barrio.

En este local, diferente de los demás, las palabras clave son: productos frescos, self-service y ambiente animado.

La Paradeta, etapa nº1: el puesto de pescados

Mientras hacía cola y observaba el marisco del puesto de la Paradeta, me puse a canturrear las primeras palabras de la canción la Madrague de Brigitte Bardot. Pero a diferencia de lo que se cuenta en la canción, el marisco de la Paradeta no deplora el fin del verano en una playa abandonada. A decir verdad, ese marisco ya no deplora nada de nada, el pobre. ¿Por qué? Pues, sencillamente porque está todo bien puesto en un bonito puesto de pescado en primera línea del local. Bien en fila y ya sin vida…

¡No es tan poético pero es mucho más apetitoso! ¡Ñam, ñam!

puesto de la paradeta: cigalas

la paradeta

Pronto va a ser nuestro turno, así que tenemos que darnos prisa y escoger lo que queremos entre un montón de mejillones, almejas, berberechos, coquinas, ostras, langostinos, cangrejos o sepia. Aquel día había rape y un trozo de atún la mar de tristes que completaban el cuadro. ¡Así que nos decidimos por un menú a base de marisco sin dudarlo!

El precio que anuncian es por kilo, con lo cual resulta difícil elegir e intentar calcular al mismo tiempo por cuánto nos va a salir la cuenta…

Vamos allá: mejillones, coquinas, navajas y langostinos van a pasar por la balanza y después van a ir a parar a nuestro plato. ¡Pues sí, hoy lo que más nos apetece es el marisco!

La Paradeta, etapa nº2: pasar por caja

  • Aquí no se puede pagar con tarjeta. ¡Más vale saberlo antes de venir!

¡Lo que son las cosas, ese día llevábamos dinero encima! Tras sugerirnos que tomáramos una ensalada variada para acompañar nuestros platos, la dependienta nos explicó cómo funcionaba la cosa con amabilidad. Pagar, memorizar el número de la mesa, elegir una mesa libre y esperar a que la señora que se encarga del comedor diga nuestro número por el altavoz. ¡No es complicado!

La Paradeta, etapa nº3: la elección de la mesa

sala de la paradeta

Elección estratégica: escogemos una mesa de formica azul lo más cerca posible de la ventanilla que da a la cocina para no tener que hacer demasiados viajes para ir a buscar cada plato.

Con que elección estratégica ¿eh? ¡Pues no lo teníamos tan claro! Nos pusimos ahí sin pensar en el ruido cargante del altavoz que se ponía en marcha cada vez que un plato de la sala estaba preparado: MESA DIECIOOOCHO (¡pues, no, no es la nuestra!), MESA VEINTITREEEES! (¡Ajá, es la nuestra!),  MESA TREEEECE! MESA VEINTISIEEEETE ! MESA MESA DOOOOCE! MESA VEINTITREEEEES! (¡Ajá, también es para nosotros!).

¡Decidido! La próxima vez nos alejaremos del altavoz. Más vale hacer unos cuantos viajes y y hacer que trabajen las piernas que quedarnos sordos antes de tiempo.

  • Pues eso, que la Paradeta no es el lugar indicado para los amantes de ambientes sosegados y tranquilos.
  • Un consejo: si no hablas español, no te olvides de memorizar la pronunciación del número de tu mesa cuando pases por caja o pídele a la cajera que te dé el equivalente en inglés. 

La Paradeta, etapa nº4: la degustación

Los platos fueron llegando bastante deprisa, así que la mesa se llenó rápidamente de platos marisco.

marisco la paradeta

la paradeta langostinos

¿Cuál fue nuestro veredicto? Los mejillones fueron lo único que no nos convenció aquel día.

La medalla de bronce fue para las navajas, muy buenas pero encontramos que tenían una pizca de arena.
La medalla de plata la ganaron los langostinos a la plancha, frescos y carnosos.
La medalla de oro se la llevaron las tallarines o coquinas; ¡eran gustosísimas!

La Paradeta, etapa nº5: nuestra impresión

A nosotros nos parece que la Paradeta es un muy buen plan.

No es un restaurante tradicional, no hay camareros en la sala, no hay entrantes ni postres, el mobiliario es sencillo y el ambiente es bastante ruidoso: de romántico no tiene nada…

Pero esta cantina-restaurante a dos pasos de la Sagrada Familia, el monumento más visitado de España, tiene el mérito de ofrecer productos del mar frescos a unos precios mucho más asequibles que los de otros restaurantes de la ciudad que no están tan bien situados.

Por menos de 25 euros por persona, pudimos probar cuatro clases de marisco diferentes, servidas en grandes cantidades.

En esta zona donde hay muchos restaurantes engañaturistas, lo mejor es detenerse aquí antes o después de visitar la Sagrada Familia.

La Paradeta, por toda Barcelona y en Sitges

Hay otros 6 restaurantes La Paradeta. Aquí tienes las direcciones:

  • Eixample: Consell de Cent, 318 (cerca del Passeig de Gràcia y de la Casa Batlló)
  • Born: Carrer Comercial, 7
  • Sants: Carrer Riego, 27
  • Meridiana: Carrer Pacific, 74
  • Poble Sec: Avinguda Paral·lel, 46
  • Sitges (a 30 minutos de Barcelona): carrer Sant Pere, 24-26

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